Roberto Sosa

Poeta nacido en Yoro en 1930, perteneciente al grupo de intelectuales hondureños “Vida nueva”. Es considerado el poeta más prestigioso de su país y  uno de los más relevantes de América Central.
Su poesía marcó una ruptura en la tradición hondureña. Parte de su obra ha sido traducida a diversos idiomas.
Obras destacadas

El aire que nos queda

 

Sobre las salas y ventanas sombreadas de abandono.

Sobre la huida de la primavera, ayer mismo ahogada

en un vaso de agua.

Sobre la viejísima melancolía (tejida

y destejida largamente) hija

de las grandes traiciones hechas a nuestros padres y abuelos:

estamos solos.

 

Sobre las sensaciones de vacío bajo los pies.

Sobre los pasadizos inclinados que el miedo y la duda edifican.

Sobre la tierra de nadie de la Historia: estamos solos

sin mundo,

desnudo al rojo vivo el barro que nos cubre, estrecho

en sus dos lados el aire que nos queda todavía.



Esta luz que suscribo

 

Esto que suscribo

nace

de mis viajes a las inmovilidades del pasado. De la seducción

que me causa la ondulación del fuego

igual

que a los primeros hombres que lo vieron y lo sometieron

a la mansedumbre de una lámpara. De la fuente

en donde la muerte encontró el secreto de su eterna juventud.

De conmoverme

por los cortísimos gritos decapitados

que emiten los animales endebles a medio morir.

Del amor consumado.

desde la misma lástima, me viene.

Del hielo que circula por las oscuridades

que ciertas personas echan por la boca sobre mi nombre. Del centro

del escarnio y de la indignación. Desde la circunstancia

de mi gran compromiso, vive como es posible

esta luz que suscribo.



De niño a hombre

 

Es fácil dejar a un niño

a merced de los pájaros.

 

Mirarle sin asombro

los ojos de luces indefensas.

 

Dejarle dando voces entre una multitud.

 

No entender el idioma

claro de su medialengua.

 

O decirle a alguien:

es suyo para siempre.

 

Es fácil,

facilísimo.

 

Lo difícil

es darle dimensión

de un hombre verdadero.