Poemas recomendados de Guatemala

Guatemala, cuna de una de las civilizaciones más antiguas y profundas del continente, es también un país de poetas cuya obra refleja la riqueza de su historia, su cultura y sus paisajes. Estos versos nos invitan a adentrarnos en un mundo de emociones, mitos y realidades, donde el amor por la tierra y la resistencia frente a la adversidad son elementos centrales. A través de sus poemas, Guatemala se presenta como una tierra vibrante y llena de historias, que canta y reflexiona sobre su pasado, su presente y su futuro. Un recorrido literario que conecta al lector con la esencia misma de un pueblo orgulloso de su herencia y siempre en busca de esperanza.
Aida Toledo
“Ella/ la misma”
me miro en el espejo
y no he dejado de ser
la misma
la que creyó en príncipes
la virgen
la que leía libros en el bus
la misma
con sus faldas cortas
y sus piernas flacas
la de la invariable rutina
de la casa al instituto
del instituto a la casa
la misma
la que medio soñó con hijos
la que pasó seis años con el
mismo novio
la que se equivocó
pensando que lo amaba
la misma
la que no miraron
cuando ella los miró
la que ahora escribe
en tanto un hombre
¿su príncipe tan esperado?
la deja la olvida la ignora
o la evade
ella/ la misma
Mario René Matute
“Desde mi soledad”
Mi tumultuaria soledad se alarga
Con nocturnos antojos callejeros
Donde transitan todos los recuerdos.
Ingresas por la izquierda a su corriente
Y a tu paso retoñan los luceros,
Nos gana el más angelical silencio
Y nos vamos a pie por la añoranza.
No hay voces ni ruidos en mi entorno,
Este pequeño espacio de latidos,
Se puebla universal e ilimitado
Por los múltiples pasos silenciosos
De tanto amado corazón amigo.
De pronto me rodean dulces sombras,
Y tus manos arriban del pasado
Con su tenue ademán de mariposas
Que enseñan a volar a la nostalgia.
Constato que en la soledad flagrante,
No hay un solo rincón para la ausencia.
Como cruzando muros de ternura
Se asoman, con sus pasos a la inversa,
Aquellos que doblaron el camino
Y por la eternidad fueron ganados.
Esta noche estoy sin compañía
Llamé desde mi soledad profunda
Para poblar el mundo de mis sueños,
A las palabras y los gestos viejos,
Con los que anduve a tientas por la vida.
Y han vuelto a florecer más musicales,
Llevándome al confín de lo sereno
Ahí donde el encuentro con la nada
Impone el sonreír de lo imposible.
Esta mi soledad no está vacía,
Sobre sus olas el pasado flota
Navego por los días anchurosos,
Beso tu pelo largo anochecido
Y trepo por tu risa en caracolas.
No hay ni silencio, ni quietud, ni angustia,
Todo es retorno y dulce encantamiento.
Ahí, desde mi soledad renazco
Agitando mis alas infantiles
Me deslizo por una carcajada,
Tobogán que me libra, majestuoso,
De la razón, la seriedad y el miedo,
Que acartonan los sueños y los matan
En el soso tumulto cuotidiano.
Desde mi soledad emprendo el vuelo
Y gano plenitud en sus alturas.
Ahí, desde mi soledad renazco
Agitando mis alas infantiles
Me deslizo por una carcajada,
Tobogán que me libra, majestuoso,
De la razón, la seriedad y el miedo,
Que acartonan los sueños y los matan
En el soso tumulto cuotidiano.
Desde mi soledad emprendo el vuelo
Y gano plenitud en sus alturas.
Luz Méndez de la Vega
“Karma”
Con un amor que nace
nace cada vez
el primer amor
y el primer amante.
Con un amor que muere,
muere, cada vez,
el amor
y todos los amantes.
Con cada nuevo amor
tercamente renacemos
para ¡tercamente! morir
en goce y tortura eternos.